sábado, 22 de enero de 2011

El padre Roces

Con el paso de los años no sé ni por los colegios que pase, durante los años que estuve en la Laboral de Córdoba. Si se que empecé en San Rafael, que estuve en el Gran Capitán y termine en San Alberto. Pero me queda la duda de si estuve o no en el colegio Juan de Mena. Para Miguel Ángel Hernández “Otto”, pasamos de San Rafael al Gran Capitán, dejando al medio al Juan de Mena.

Sea como fuera, si recuerdo que en el Gran Capitán vimos cumplido nuestro deseo de salir a desfilar, la mitad de las filas por cada lado de la piscina central, ante cada festividad en la que todos los colegios formaban en el patio central. Siempre era el último colegio en salir y, se nos iban los ojos de envidia hasta que llegaban a su lugar. El escuchar su himno era otro motivo más de envidia.

En algún lugar de esta página creo que he vuelto a ver la letra del himno del colegio Gran Capitán y, aunque hay algunas estrofas en las que no recuerdo su música, el volver a tararearlo ha sido una alegre sensación. Aquello de: “Siempre el primero en el triunfo, mi colegio Gran Capitán”, no se olvida nunca.




El Padre Roces

El estar en el colegio Gran Capitán creo que era algo distinto de los otros colegios. La veteranía se palpaba, ante cada comienzo de curso. Ya no éramos unos niños y así nos trataban los “curas” que con nosotros estaban, encabezados por el Padre Roces. Tristemente no recuerdo al resto de dominicos a excepción del Padre Casañas y creo que el hermano Peñamil.


Pero aunque nos sintiéramos veteranos había algo en lo que no habíamos progresado mucho: el saber comer. Yo creo que el Padre Roces, como todos los curas que compartían la comida con nosotros, era consciente de nuestras deficiencias en la mesa. Y un día nos comunicaron que nos darían clases para aprender a comer y que el profesor sería el mismo Padre Roces.


“En la mesa y en el juego se conoce al caballero”, fue la primera frase con la que justificó aquellas clases. Y para los chavales como yo, que veníamos de comer todos en la misma cazuela, aquellas clases fueron todo un descubrimiento. El aprender a utilizar los cubiertos, sentarse, limpiarse la boca antes y después de beber, utilizar un poco de pan con cada cucharada y hasta el pelar las naranjas con el cuchillo y el tenedor, fueron algunas de las cosas que aprendimos en aquellas clases.




La importancia de la Laboral en nuestras vidas.


Más allá de los estudios que realizamos cada uno de nosotros, en la Universidad Laboral recibimos unos conocimientos que, por lo menos a mí, me fueron muy útiles en mis relaciones con los demás. El formarnos como personas fue algo que, con el paso de los años, valoramos de una manera más profunda. Sé, porque lo vi, que a varios compañeros les repartieron los curas dominicos, algunas “hostias” y esos recuerdos nunca son agradables.


A mí no me tocó “recibirlas” pero me sorprendía que padres, como el Padre Casañas o el hermano Pedro, pegaran a compañeros de clase. Viéndolo, en la distancia, aquellos castigos estaban fuera de lugar. ¿Qué podíamos hacer nosotros que fuera merecedor de aquellas tortas?



Vamos a quedarnos con lo bueno, que es mucho y, especialmente la cantidad de amigos y compañeros que tuvimos la suerte de conocer y, a todos los dominicos que se volcaron en nuestra educación y formación, como el Padre Roces (q.e.p.d.), Padre Zabalza, Padre Cirilo, etc.

11 comentarios:

  1. Compañero Esteban:

    Comparto la exposición que nos has regalado, ciertamente sabia, agradecida y entrañable.

    La enseñanza recibida fue integral y humana, de la que tendría que aprender mucho la actual, llena de fracaso y derroche.



    Un abrazo.


    Siro

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  2. Miguel A.Hernández "Otto"23 de enero de 2011, 22:10

    La "hostias" posiblemente nunca estén justificadas, aún recuerdo una gran paliza que le dió el Padre Zabalza públicamente en la reunión de la noche que haciamos en el hall de Dirección antes de subir a dormitorios. El control sobre 350 chavales durante 24 horas es francamente muy complicado, entre nosotros había auténticos "demonios".
    Creo que el padre Zabalza a pesar de esto tiene ganado el cielo,mi opinión es que su paso por éste colegio le afectó personalmente, a veces parecía "perdido".
    Volví a coincidir con el Padre Zabalza 2 años más como director en San Alberto era otra persona, absolutamente tolerante, mucho má tranquilo y relajado y bajo ningún sindrome dictatorial ó agresivo.
    Efectivamente el padre Roces fué un gran educador y vaya que puso en práctica aquello de "En la mesa y en el juego se conoce al caballero". En un partido de baloncesto en el que los de 2º ganamos a los de 3º ya que disponíamos de Jose Ramón Aristi con más de 1,90 mts, natural de Deba (Gipúzcoa) que jugó en numerosos equipos de División de Honor de balonmano y que desgraciadamente murió hace unos años, los mayores no aceptaron la derrota provocando diversos incidentes, El padre Roces nos tuvo a los equipos hasta las 2 de la madrugada repitiendo "En la mesa y en el juego........." Creo que mi amigo Lorenzo Camacho de 3º de Oficialia recordará la anécdota.
    No todo tiempo pasado necesariamente es mejor, pero sí fueron años claves para elñ desarrollo posterior de nuestras vidas.
    Un abrazo para todos
    Miguel Hernández ·Otto"

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  3. Esteban Paniagua Sánchez24 de enero de 2011, 0:32

    El revivir nuestras vivencias de aquellos años creo que nos hace sentirnos bien, incluso aquellas que no fueron muy positivas. Yo, Miguel Ángel Hernández, "Otto", no recuerdo esa faceta del padre Zabalza. y de verdad que me duele el saber que él también perdió los nervios en algún momento. Si recuerdo como hizo confesar a un compañero, delante de todos en el hall, como había robado nuestro dinero. Y fue expulsado. También recuerdo como, por no guardar silencio, nos bajaban a todos lo de la habitación al hall y nos tenían allí horas. Pero repartir "hostias" al padre Zabalza, de verdad que no lo recuerdo. Comparto lo de "demonios". Y también el que nos aguantaran las 24 horas del día, durante todo el curso. Me alegra oirte, ( bueno mejor leerte), que también recuerdas aquella máxima del Padre Roces. Siento que la padecieras en persona por la victoria de tu equipo.
    Siro Sánchez Cebrián hace mención a la formación que recibimos y yo comparto con él como era integral. No solamente religiosa. Recuerdo al padre Cirilo como, durante una misa, estando en la parte de atrás de la capilla, viendo a unos compañeros que no paraban de hablar, les invitó a salir con él y se los llevó a pasear.
    En el fondo nuestros recuerdos se componen en un gran porcentaje de cosas buenas que dejaron en nosotros aquellos años en la Laboral. Y, sin añorar nada, si me quedo con una frase que leí del libro "Regreso al pasado" que dice: "En el pasado está nuestro futuro". Sé que es muy difícil volver a vivir con las puertas abiertas, con los animales en los corrales pegados a las casas o cultivar de nuevo los campos de los pueblos, pero sí creo que el respeto entre todos deberá de imponerse para alcanzar una convivencia sana. Aquel respeto que nosotros conocimos, que recibimos y dábamos de una manera natural. Y los "curas" dominicos algo influyeron en nuestro comportamiento.
    Un abrazo para los dos y espero que con vuestros recuerdos y los míos, más los que aporten todos los compañeros de aquellos años, llenemos de luz esa parte de nuestra memoria que está un poco a oscuras.

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  4. Compañeros Esteban, Miguel A. y demás:

    Con vuestro permiso os deseo plantear la siguiente pregunta, aunque desentone de la línea marcada, hasta el momento, en este Blog.

    Deseo saber si el Dominico que está leyendo una revista, junto al padre Roces (marcado con un círculo blanco) y dos alumnos, se trata, o no, del padre Santamarta. Me estoy refiriendo a las fotos que hay pegadas en el comentario que insertó el compañero Esteban el sábado día 22-01-11, en su Blog. Creo que sí, lo tuve como profesor, de Geografía e Historia, en B.U.P., y le recuerdo como una persona de cuerpo menudo, de carácter y temperamento óptimos, humilde, cariño, simpático, afable; en fin, un ser excepcional, aunque a la hora de impartir su asignatura era poco ingenioso: se limitaba a leer, punto por punto, la materia del libro, no se salía ni un ápice del temario. Ciertamente, después añadía algunos comentarios de su propia cosecha.

    Recuero una frase de él que siempre he recordado entrañablemente, era ésta: “Me entristece mucho cuando veo un libro sin notas sobre los márgenes, los libros han de estar trabajados”.

    Para esta buena persona, el libro debía contener apuntes en todas las páginas, notas que se debían tomar a lo largo de sus clases, no quería que se usaran folios para esos menesteres “porque se perdían”, de ahí que deseaba que se escribiese en las páginas del libro de texto. Lo dicho, siempre le consideré una gran persona.

    En fin, he escrito dando por sentado que el padre Santamarta es, efectivamente, el que está fotografiado junto al padre Roces, en cualquier caso, sea o no, sirva este humilde escrito como un homenaje a su persona, a la que le estoy muy agradecido.

    Un saludo.

    Siro.

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  5. Esteban Paniagua Sánchez25 de enero de 2011, 17:59

    Lo siento, Siro. Yo no lo recuerdo. Espero que Juan Antonio Olmo, como receptor de la foto, pueda tener identificados a sus componentes.
    Un abrazo

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  6. Hola
    La foto se encuentra en la web publicada al final del album personal de Manuel Matarán Sanz.
    En ella se indica que el otro dominico es el Padre Erviti.
    Es todo lo que puedo aportar.
    Yo conocí a Erviti en 1980 y no es igual que la foto, pero hay que pensar que es casi dos décadas antes.
    Como curiosidad del Padre Erviti, con el que tenía una relación muy buena os puedo contar una breve anécdota.
    Erviti me daba clase de Historia (Humanística creo que le decían...).
    Yo estudiaba ese año el último curso de FP2 y a pesar de la existencia de esta web, mi vocación son las ciencias (lo que no es imcompatible en modo alguno).
    A finales de 1980, abandonaban definitivamente los dominicos la laboral, por lo que se celebró en el teatro griego un acto de agradecimiento y despedida.
    Esa tarde-noche calurosa me senté junto con él todo el acto y estuvo contándome muchas anécdotas de sus muchos años en Córdoba.
    Era de verbo fluido, muy expresivo y te llegaba...
    Disfruté mucho esa tarde que fue la última que hablamos, pero que recuerdo como si fuera hoy mismo.

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  7. Comapañeros Esteban y Juan Antonio:

    Os estoy muy agradecido por vuestras respuestas. Es curioso el parecido físico de los padres Erviti y Santamarta, al menos de perfil, si bien el paso de los años parece que tiende a difuminar, un poco, los recuerdos, que es lo que a mí me ha sucedido en este caso.

    Gracias por la generosa labor que estáis realizando, y agradecimientos a aquellos padres Dominicos por la que ellos llevaron a cabo de forma tan entregada y humilde.

    Un saludo.

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  8. Recuerdo bien las manos del padre roces en mi cara. Estaba enfermo al parecer pero para dar hostias tenia fuerzas. Mal bicho este Roces. Dominicos de Oviedo. Afortunadamente por salud fue sustituido por un joven fraile llamado Carmelo. Nada que ver afortunadamente que ver con Roces.

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  9. Eduardo Gallardo de los Ríos28 de julio de 2022, 10:35

    Hola a todos, guardo unos recuerdos maravilloso de los años que pase en la laboral de Córdoba, luego pase a la de Sevilla a Arquitectura, estuve en los colegios Juan de Mena , Gran Capitán y San Alberto.
    En cuanto a los dominicos que recuerdo a Zabalza , Larrañeta, Roces, el hermano Peñamil (cañamon),padre Lejarreta.
    Del padre Larrañeta recuerdo un tortazo ,merecido por reírnos y gastar bromas a un compañero de camarera, y recuerdo Yacer Molina que junto conmigo recibió otra. Recibimos una gran lección para no hacer lo que hoy se conoce como bullying.

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    1. Yacer Molina estuve con el en el Colegio San Rafael el año 1966.

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  10. Eduardo Gallardo de los Ríos28 de julio de 2022, 10:38

    Perdón camarera no, camareta ( habitaciones compartidas), la mía era de seis en ese momento

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