Cuando mi mujer y yo decidimos ir de vacaciones unos días a mi pueblo, Tejeda de Tiétar, de Cáceres, yo ya sabía que debía de entrevistarme, por motivos profesionales, con una persona en el pueblo de Valmojado, a pocos kilómetros de Leganés, lugar donde residen los hermanos Jarillo. Y, con el fin de darles una sorpresa no les comuniqué nada, especialmente a Eugenio ya que tenía su número de móvil. Al final la sorpresa me la llevé yo ya que después de realizar el cometido del viaje, le llamé por teléfono para indicarle que estaba cerca de ellos y vernos y contestarme él, con pena y contrariedad que se encontraba en Santander y su hermano Ángel camino de Toledo. Mi gozo en un pozo y, con pena nos marchamos para mi pueblo.
Pero las cosas no se iban a quedar así. Eugenio y Ángel estaban decididos a que nos encontráramos y, pasados unos días recibí su llamada en la que me decían que irían a mi pueblo para poder abrazarnos. ¡De verdad que no me lo podía creer! Acordamos el día con ellos y, hasta mi hermano y mi cuñada que viven en el pueblo, entendieron mí ilusión por la cita rechazando el que les invitara a comer en el buen restaurante del pueblo, preparando él la comida en la pequeña finca que tiene, mientras yo estuviera con ellos toda la mañana.
Sobre la hora indicada recibí una llamada de Eugenio en la que me decía que ya estaban en unos de los bares del pueblo que se encuentra a la entrada por la carretera. Nervios y prisas en terminar los últimos preparativos para ir en su busca y, en pocos minutos llegar al lugar donde nos esperaban. No hizo falta ninguna presentación. La página de Juan Antonio Olmo ya nos había indicado cómo éramos cada uno. Y los abrazos salieron del corazón. Casi cincuenta años después de nuestro paso por la UNIVERSIDAD LABORAL DE CÓRDOBA nos volvíamos a reunir, esta vez en mi pueblo. Pueblo en el que un día tuve la suerte de conocer al padre de ambos. ¡Es increíble! ¡Parecía todo un sueño!
Esta es nuestra primera foto con Ángel a mi derecha y Eugenio a mi izquierda. ¡Se hicieron un motón de kilómetros para poder estar conmigo unas horas! Así lo manifesté a todos mis amigos del pueblo y los paisanos. Algunos tuvieron la oportunidad de saludarlos.
Caminamos por el pueblo, sin dejar de hablar de nuestros años en la UNI visitando, en primer lugar alguno más de los bares y las calles del pueblo. Estas son algunas de las fotos que mi mujer nos hizo.
Esta es en la plaza del pueblo, con el ayuntamiento al fondo, después de saludar a la alcaldesa y presentárselos con orgullo. Ahí mi mujer no estuvo presta para tirar la foto
Aquí los dos hermanos en la plaza del pueblo teniendo como testigo de la hora de nuestro encuentro al reloj del ayuntamiento. Para mí se estaba cumpliendo un sueño, volviendo a recordar nuestras vidas en la Laboral. Si os digo que los queridos hermanos Jarillo, Eugenio y Ángel o Ángel y Eugenio, son los primeros compañeros que puedo abrazar después de abandonar la Laboral, entenderéis mi agradad cimiento por el esfuerzo y la alegría vivida.
La foto que sigue tiene un especial significado para mí ya que es la foto de la casa de mis padres, que ya no están con nosotros, Ángel y Eugenio quisieron entrar en ella recordando otra época muy similar a la mía.
Los restos de la fiesta del barrio, organizada por nosotros el día anterior, nos reciben a la puerta de mi casa. Ahí nacieron mis cinco hermanos y ahí nací yo.
La iglesia está a unos pasos de nuestra casa. Ahí me bautizaron y también ahí hice la priemra comunión.
Esta foto es la de más calado emocional para mí. En la antigua Cantina del pueblo, un bar donde paraba el autobús, un día de hace muchos años conocí a una persona que, tras entablar conversación, me indicó que él tenía dos hijos que habían estudiado en la Universidad Laboral de Córdoba y se apellidaban Jarillo. Al momento le salté yo diciéndole: ¡ellos eran compañeros míos!
Hablamos de sus hijos, de nuestros estudios y, para reafirmar mi conocimiento le hablé de los malditos granos que padecieron en la cara. Él, eso nunca lo he olvidado, me dijo con convicción: ¡Mis hijos salieron de casa con la cara muy limpia!
Aquella frase me indicaba como él tambien había sufrido con aquella enfermedad de sus hijos. Y nosotros nos hicimos la foto a las puertas de la nueva casa en la que se ha convertido la antigua Cantina, dejando para la historia nuestro encuentro. Y también para el cielo o donde quiera que esté aquél padre que con orgullo hablaba de sus hijos.
Y esta es la foto en la finca de mi hermano José Antonio, creo que después de comer bajo el chamizo, con la naturaleza en su apogeo. Sobre las cinco y pico de la tarde nos despedimos. Ellos a su Leganés y yo esa tarde a Plasencia a visitar a una tía enferma.
Para mí se había cumplido un sueño gracias a estos dos hermanos maravillosos que, en un acto que no olvidaré nunca, tuvieron el gesto de caminar un motón de kilómetros para compartir conmigo unas horas. Esto me dice que la Universidad Laboral nos dio algo más que una profesión o títulos.
Impresionante documento Paniagua !!
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente a Los Hnos. Jarillo ya que yo tambien soy de Toledo (Quismondo)
No sé si me recordarán ya que creo que eran de un curso anterior al nuestro.
En cualquier caso, saludales y dales un abrazo, eran y seguirán siendo muy buena gente.
Estoy por facebook, acabo de solicitar "añadirme" en el perfil de Olmo de la Laboral, buscamé por ahí.
Un abrazo
Miguel A, Hernández - Otto
Un feliz encuentro detallado de maravilla y más teniendo en cuenta la historia y datos que confluyen hasta llegar a vuestra cita. Muchas gracias a ti y a los hermanos Jarillo por compartir este emotivo relato.
ResponderEliminarUn abrazo,
José María Cuesta